jueves, 14 de mayo de 2009

HOSTOS SOBRE PEDAGOGÍA Y SU ESTANCIA EN VENEZUELA

Hostos consideraba el aprendizaje y desarrollo humano como un proceso continúo a lo largo dela vida y divisible en etapas, cada una de las cuales requiere su particular tratamiento pedagógico. Ya desde 1873 define la educación como "desarrollo reflexivo y voluntario de todas nuestras aptitudes, orgánicas, sensuales, morales intelectuales" y establece como problema fundamental del estado actual de la educación en el mundo el "olvidar que el espíritu es un organismo con órganos para funcionar y operar según las leyes propias." Afirma que la educación debe organizarse de acuerdo a las diversas etapas del desarrollo humano."
Por otro lado para Hostos la pedagogía como ciencia que estudia y construye la actividad e interacción educativa, tiene que fundarse tanto en la biopsicología como en la socio-historia. Para él la educación, la instrucción y la enseñanza, han seguido siempre el impulso de las ideas orgánicas de la sociedad y la educación es más que nada una empresa político-moral y por ende tiene que estudiarse y construirse en referencias a fines y valores. Refiriéndose a la relación entre la moral y la escuela afirma: ".. si educa lo que debe y como debe, ha de ser con el supremo objeto de educar la conciencia, de formar conciencia, de dar a cada patria los patriotas de conciencia, y a toda la humanidad los hombre de conciencia que les hacen falta."
Como nota interesante apuntamos que en 1876 Hostos reside en Venezuela. Dirige en este país escuelas en Puerto Cabello e Isla Margarita entre 1876 y 1879. En 1877 propine la fundación en Curazao de un colegio en el que la enseñanza, anticipando las idea de Jerome Bruner del currículo espiral, se dividiría en cuatro periodos correspondientes con el desarrollo mental, es decir de desarrollo conceptual, y social del educando: la objetiva en al que se aprende mediante objetos visuales y manipulativos, la inductiva en las que se ejercitan las facultades mentales de la razón, la ampliativa o deductiva en la que se pone al estudiante en contacto con la mejor producción intelectual de la humanidad y con ello se completa la formación conceptual para de ahí partir a la los estudios profesionales.
En 1878 propone al Consejo Municipal de Puerto Cabello el establecimiento de una escuela de enseñanza objetiva. Con motivo de la inauguración de la segunda escuela normal pronuncia un discurso en el cual establece que "la escuela elemental enseña a aprender, a la escuela normal enseña a enseñar. Para enseñar no basta saber lo que se sabe es necesario tener el arte de inculcar y la ciencia de hacer ver. De aquí la importancia y la necesidad de la escuela normal, que está basada en un arte y en una ciencia; la ciencia que conoce el orden intimo y le vario funcionar de nuestras facultades y el arte que resulta de los modos y del método que se fundan en la fusión de esas facultades."
Hostos propone en 1881 en sus Nociones de Pedagogía, que: "Un niño no puede conocer lo que una razón del adolescente, ni esta percibe como la razón juvenil, ni lo jóvenes son capaces de dar, como la razón madura, la preeminencia que las operaciones reflexivas deben tener sobre las imaginativas… Lo que alimenta a un hombre mata a un niño. Y todavía no se ha comprendido que es enfermar y matar la razón el servirle conocimientos superiores a su desarrollo. Este es un punto de tan absoluta importancia para la Pedagogía, que toda desviación del el es una muestra dela incapacidad por parte del educador, además de ser un peligro para el educando. Por eso hay que saber, pero saberlos en conciencia, adecuar o proporcionar los objetos de conocimiento al estado del desarrollo intelectual, de modo que no se produzca esfuerzo que no sea el indispensable al órgano que ha de recibir ese conocimiento.". Para Hostos la estructura de la mente va cambiando con las edades, es decir se altera la relación entre su diferentes componentes: la pedagogía tiene que organizarse en torno a estos cambios.
Que la pedagogía no es imposición, sino en el sistema de los tradicionalistas, lo Hostos resume el estado de desarrollo de la pedagogía para el último cuarto del siglo XIX en estos términos: "La pedagogía descubrió que el objeto propio dela enseñanza debió ser el desarrollo paralelo y simultaneo del ser físico, moral o intelectual, y a eso se consagró. Y como para conseguir su propósito era necesario que empleara como instrumento de educación y enseñanza todo lo que la naturaleza misma del ser humano le sugería, como apropiado, la enseñanza tuvo que hacerse cada vez más objetiva porque cada vez ha tenido que irse fijando más en los objetos naturales de que depende el desarrollo del ser humano."
El desarrollo de la pedagogía como ciencia está íntimamente ligada en nuestro continente al positivismo comtiano y al normalismo. Pero en este positivismo normalista, como muy bien ha analizado Adriana Puigross se distinguen dos tendencias, una de orientación estatizante conservadora al servicio de las clases dominantes y su proyecto de Estado-nación, y otra democratizante. Los normalistas normalizadores, defensores del status quo y los democráticos radicalizados, que, como Hostos, propugnaban la pluralidad y la democracia escolar y social.
La crítica a la identificación que hace Adam entre pedagogía y domesticación o imposición pueda remontarse en Venezuela a Simón Rodríguez, quien señalaba: "Piénsese en las funciones del maestro, en la Primera Escuela, y se verá que sigue virtualmente enseñando a aprender en las otras edades…allí empieza la vida de las relaciones con las cosas y con las personas; luego, la Primera Escuela es la escuela por antonomasia: las demás son aplicaciones de sus principios, para hacerlos trascendentales"
Por lo cual advertía que: "El título de Maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es, al que enseña a aprender no…al que manda aprender o indica lo que se ha de aprender, ni…al que aconseja que se aprenda" Y concluye: "Instruir no es educar: ni la Instrucción puede ser un equivalente de la Educación, aunque instruyendo se eduque. En prueba de que con acumular conocimientos, extraños al arte de vivir, nada se ha hecho para formar la conducta social – véanse los muchísimos sabios mal criados, que pueblan el país ....Pierden los niños el tiempo leyendo sin boca y sin sentido, pintando sin mano y sin dibujo, calculando sin extensión y sin número. La enseñanza se reduce á fastidiarlos diciéndoles, á cada instante y por años enteros, sin hacerles entender por qué ni con qué fin…no ejercitan la facultad de pensar, y se les deja o se les hace viciar la lengua y la mano que son…los dotes más preciosos del hombre…No hay interés, donde no se entrevé el fin de la acción… Lo que no se hace sentir no se entiende, y lo que no se entiende no interesa."
Desafortunadamente las palabras de Simón Rodríguez tuvieron poco eco y la pedagogía venezolana siguió siendo en gran medida la practicada en la época colonial debido a factores sociales y políticos que escapaban la intención de educadores progresistas. La pedagogía a la que Adam se refiere no es pues ni toda la practica, ni la ciencia que para entonces nacía, sino precisamente la ausencia de ella. Lo que Adam describe no es la ciencia pedagógica, sino la realidad de la pedagogía que se practicaba y que aún e práctica en la mayoría de las aulas. Pero así como no podemos juzgar la Andragogía por lo que hacen de ella en la práctica los que se dicen andragogos, tampoco debemos hacerlo con la pedagogía.
Lo que resulta difícil es entender porque Adam acepta como naturaleza de la pedagogía la práctica de la dominación o la imposición y reclama la practica de la liberación solo para la andragogía. Desde luego, como hemos visto, la razón lógica parecería ser su concepto del niño -y del adolescente, que el incluye en la pedagogía- al cual no le confiere capacidad autónoma alguna. Pero entonces, cómo explicar que un hombre que conocía los desarrollos contemporáneos en la investigación del aprendizaje y el desarrollo humano pudiera tener una concepción tan distorsionada de la naturaleza del niño.
Quizá la respuesta a esta pregunta se encuentra en la biografía del autor, la circunstancia histórica venezolana que le toco vivir y la particular mentalidad que ella engendró en él. Aunque la instrucción primaria gratuita y obligatoria se declara desde 1870 por el gobierno liberal del caudillo Antonio Guzmán Blanco, ésta tropezó con la oposición de la iglesia, la inestabilidad política del país y la escasez de recursos económicos. Como resultado para 1891 la escuela sólo llega a la minoría de al población y de un modo tradicional, como indica un crítico de la época: "La enseñanza primaria se da por lecciones que le niño aprende y recita de memoria, de modo que si logra aprender a leer, escribir y contar, lo alcanza automáticamente, sin conciencia ni reflexión de lo estudiado. .. Se desconoce, en absoluto el sistema de enseñanza objetivo y mutuo que es el moderno y que tanto contribuye a desenvolver las facultades intelectuales y físicas del niño." (Rafael Seijas)
La prolongada dictadura de Juan Vicente Gómez en la primera parte del siglo XX contribuyo a que no a cambiara este panorama sino hasta el advenimiento del Gobierno revolucionario democrático de Rómulo Gallegos en 1945, con el cual se identifica Adam. El censo de 1941 indicaba que el nivel de analfabetismo alcanzaba la cifra de 56% entre la población de 15 a 49 años, excluida la población indígena, y el 67% de la población entre 7 y 14 años. 1958, año de la caída de la dictadura militar de Pérez Jiménez, cuando la población analfabeta estaba por encima del 56 %.
En la Convención Nacional del Magisterio celebrada en 1943 se señalaba que: "Nuestra educación tiene defectos que vician su tendencia democrática, y señalan que el Estado venezolano no dio nunca a la educación la importancia y la prestancia que requiere para convertirla en una educación de masas, en una educación verdaderamente popular."
Todavía en 1977 el ex ministro de educación de la Junta Revolucionaria de Gobierno, Luis Beltrán Prieto afirma: "Lo que caracteriza a una educación aristocratizante o de élites es el propósito de formar con los pequeños núcleos privilegiados de la fortuna o de la raza los equipos para controlar el poder que ejercen sobre una masa ignorante y desasistida. La educación de masas, sin hacer distinción de acuerdo con la posición social del individuo, de la fortuna o de la raza tiende a capacitar al pueblo todo para la intervención en la dirección de sus destinos y para servir mejor, por la adquisición de habilidades y conocimientos, que le coloca en plan de igualdad con los otros miembros de la comunidad." Por su parte el presidente Jaime Lusinchi reconocía en 1983 "las faltas en los estudiantes en el conocimiento de la lengua, la falta de interés por le arte, la cultura y las cuestiones patrióticas de los estudiantes, agravadas en el caso de los jóvenes por un aprendizaje centrado en la memorización y el apuntismo."
Añadía que: "Por otra parte es bajo el desarrollo de una actitud crítica, analítica y científicamente esencial del proceso educativo, como consecuencia de esa reiterada conducta docente de pronunciar en cada oportunidad una lección magistral y dictar normas y apuntes tomados de libros y otros cursos, factores condicionantes del aprendizaje repetitivo y acrítico. Todavía no se ha logrado el paso de una enseñanza centrada en el profesor, en el apuntismo, y en el estudiante que memoriza con desdén, por el uso de laboratorios, talleres y bibliotecas, a una enseñanza centrada en el que aprende".
Bosquejo de una concepción alternativa sobre la clasificación de las ciencias de la educación a partir del criterio de etapas de aprendizaje y desarrollo humano y conducción (gogía)
Etimológicamente pedagogía (del griego: paidós = niño, y de agogía = conducción) equivale a conducción del niño. En sus orígenes el pedagogo (paidagogos) fue el esclavo que cuidaba de los niños y los acompañaba a la escuela. En los siglos XVII y XVIII, todavía se empleaba el termino para referirse a los preceptores de los hijos de familias acomodadas. Contemporáneamente el término designa, por un lado, la actividad practica consciente y deliberada que se vale de diversos medios o métodos para educar a un ser humano. Por otro lado se refiere a la ciencia o conjunto de ciencias y saberes que estudian esa práctica para entenderla y organizarla sobre bases científicas y tecnológicas.
La educación es una actividad consustancial con lo humano, porque lo humano es producto de la interacción entre una dotación genética, producto del proceso evolutivo, y el medio natural y cultural en que ésta se despliega. La educación es la actividad y la interacción por la cual un organismo se apropia de saberes y capacidades, sensibilidades y formas de conciencia, elaborados y conservados por generaciones anteriores, para constituirse en tal humano y organizar su relación con el mundo. La capacidad simbólica para el lenguaje que posee el ser humano permite una acumulación y progresión cultural, como resultado de ese proceso evolutivo e histórico-cultural. Esto hace que la educación en la especie humana sea progresivamente compleja a tono con la complejidad que va adquiriendo la relación del ser humano con su mundo y por ende los saberes, capacidades, sensibilidades y formas de conciencia que deberán apropiarse las nuevas generaciones. Cada nueva forma de organización económica, de desarrollo tecnológico, de estructuración social y política, de desarrollo cultural y psicológico, etc. lleva a cambios en la naturaleza de la educación.
En las sociedades que llegan a cierta forma de organización y reflexividad, la griega en la antigüedad, la medieval, la renacentista y, sobre todo la moderna, ciertos sectores de las mismas toman conciencia de la función e importancia de la actividad educativa y la asumen como empresa colectiva deliberada y se la organiza formalmente a tono con los saberes pertinentes existentes. Es en este contexto, en el que la educación se convierte en formal e institucionalizada, que surge un saber crítico y de síntesis de saberes que tiene como finalidad justificar y fundamentar los propósitos y medios educativos y que, en términos generales, podemos hablar de la Educación como una teoría o ciencia y un arte o tecnología. La educación se torna en Educación, es decir, una teoría-práctica acerca de los propósitos, medios naturales y artificiales de la formación humana como proyecto espontáneo o deliberado de apropiación cultural.
La teoría-práctica de educación, o ciencia de la educación, comprende a nuestro entender cuatro grandes áreas de interdisciplinas:
Teoría General: Filosofías y ciencias de la educación aplicadas al proceso de aprendizaje y formación humana general, formal e informal, histórica y culturalmente situado.
Teoría Particular: Filosofías y ciencias de la educación aplicadas al proceso de aprendizaje y formación humana , formal e informal, en diversas etapas de la vida histórica y culturalmente situado.
Práctica Instrumental: Artes y tecnologías (programas, didáctica, basadas en las teorías para promover o mediatizar el proceso de aprendizaje y formación humana en general o en diversas etapas de la vida.
Práctica Institucional: Construcción de políticas (relaciones de poder, planificación, administración, gerencia), espacios, estrategias y de profesionales portadores de las mismas, para el diseño e implantación de propuestas y proyectos educativos nacionales, regionales o locales basados en las teorías y en la práctica instrumental.
Desarrollo humano, proceso y etapas
En el siglo XX se adquiere plena conciencia, como dice Félix Adam, de que "el hombre comienza a educarse en el vientre materno y termina con la educación con la muerte ... este proceso exige una nueva formulación científica de la educación" en términos de las diversas etapas o períodos de aprendizaje- enseñanza y desarrollo humano y que podamos reconocer como claramente diferenciados y que, por ende exigen categorías interpretativas, métodos de investigación y tecnologías de enseñanza adecuadas a cada una de ellas.
El reto mas grande para hacer esta diferenciación es encontrar un criterio o criterios que justifique el hacerla. Al respecto la tendencia contemporánea dominante ha sido, sobre a todo a partir de Jean Piaget utilizar el desarrollo cognitivo como criterio. Nosotros consideramos este criterio como unilateral y reduccionista.
Nos parece mas adecuado retomar el propuesto por Félix Adam, el cual responde a una larga tradición humanista en nuestras sociedades: el de la autonomía de la persona. La autonomía es la capacidad de la persona para organizar su vida a partir de una historia de vida y de acuerdo a valores, normas y un proyecto de vida que ella misma se ha impuesto de modo un modo más o menos consciente y deliberado, y sobre la base de sus competencias humanas generales que le dan control sobre su medio, ella misma incluida.
La idea de dividir la teoría práctica de la educación en teorías-practicas educativas diferenciadas, que correspondan a niveles en el desarrollo de la autonomía tiene un valor relativo. Para alcanzarlo debemos partir de un concepto general del desarrollo y la educación centrado en la personalidad como una configuración que se desarrolla gradualmente y en al cual sus diversas dimensiones o competencias tienen diferentes desarrollos, que producen una multiplicidad de combinaciones y que hacen problemático el saber con exactitud cuándo una persona ha dejado de ser niño o adolescente, o adulto, o en qué aspecto si y en cuáles no.
Ello se debe a que la interacción biologías-cultura-educación, de la que resulta el desarrollo humano, produce las más diversas combinaciones. Sabemos que hay niños psicológicamente hablando en cuerpos de adolescentes; adultos sociologicamente hablando con psicologías de niños; niños en las calles con responsabilidades productivas, objetos de explotación, con una psicología de adulto en algunos aspectos, de niños en otros, etc. Por eso la división en etapas de desarrollo de la autonomía de la persona sólo puede tomarse como un recurso interpretativo de carácter heurístico.
Hecha esta aclaración, la división de la teoría-práctica de la educación en fases es útil para entender mejor el sujeto del proceso educativo y las formas de apoyar su desarrollo. Basándonos en el criterio del desarrollo de la autonomía de la persona, proponemos la siguiente organización de la teoría-práctica de la educación en términos de etapas de aprendizaje-enseñanza y desarrollo humano:
Desde la perspectiva del desarrollo humano, a la Teoría-Práctica General de la Educación, es decir al conjunto interdisciplinario de filosofías y ciencias de la educación aplicadas al proceso de aprendizaje y formación humana general, formal e informal, histórica y culturalmente situado, podemos llamarla Antropogogía.
La Antropogogagía comprende las siguientes teorías particulares, con sus respectivas practicas instrumentales e institucionales:
Natagogía: teoría-práctica de la educación pre y postnatal
Toda madre o padre sabe que esta etapa es claramente diferenciable de la de la niñez. De lo que no estamos aún lo suficientemente conscientes es de que esta es también una etapa de aprendizaje y desarrollo en la que se ponen importantes bases para el futuro de la autonomía de la persona. Esta es la etapa del mínimo de autonomía, de controles internos, y por ende del máximo de apoyo y conducción del educando.
El feto ya aprende y se desarrolla en diversas dimensiones o, más importantes aun, se crean en él condiciones que facilitaran u obstaculizaran futuros desarrollo de sus competencias y autonomía. El feto es estimulado sensorial y emocionalmente por los hábitos de consumo y actividad de la madre. Los bebes de madre fumadoras, drogodependientes, o con vidas estresadas es altamente probable que tengan mayor dificultad en el futuro para ser autónomos, que niños de madres con otros estilos de vida saludables. Se calcula que en Puerto Rico nacen anualmente sobre 500 bebés de madre drogodependientes que tenderán a serlos ellos también sino se les forma en otro ambiente alternativo. Es claro que estos bebés nacen con un grave obstáculo al desarrollo de su autonomía.
La experimentación tiende a indicar que bebés antes de nacer son capaces de reconocer ciertos movimientos, sonidos musicales, voces, que parecen estimular tempranos desarrollos de su cerebro en formación. Además sabemos que la estimulación corporal, sensorial, comunicativa gestual y verbal desde el momento de nacer es importante para estimular importantes desarrollos preceptúales, afectivos, lingüísticos y cognitivos futuros.
Por otro lado, hoy sabemos que la interacción emocional entre madre y el bebé es decisiva sobre todo en el periodo postnatal inmediato. Las relaciones de apego, protección, cariño atención que el recién nacido recibe son decisivas para su sentido de seguridad y autoestima y, por ende para la construcción de su autonomía. De igual modo es importante la confianza y libertad de expresión y movimiento y de satisfacción de necesidades e intereses que se le confiere al bebe. Solemos ser demasiado restrictivos y controladores con los bebes; demasiados "no", al extremo de que el "no" pierde toda posibilidad de tener significado parea el bebé.
Particularmente importante en esta etapa es el desarrollo de la capacidad para la atención y la observación; es decir par que el niño o niña pueda mantenerse registrando y procesando un particular objeto que llama su atención, haciendo con ello caso omiso de otros estímulos. Es quizás la primera manifestación del control voluntario de la atención base de todo aprendizaje y futura autonomía.
El gran reto de la gogía en esta etapa es llevar a cabo todo los apoyos, como los que hemos indicado, evitando dos extremos, por un lado la total ausencia de control externo. La exagerada permisividad, llevará al bebé a un comportamiento anárquico e inseguro y que tendrá en el futuro como consecuencia la incapacidad para el autogobierno. Por otro lado, el extremo de la sobreprotección y el exagerado control de la actividad del bebé; el autoritarismo que niega toda iniciativa al bebé le impide construir las bases de seguridad y competencia que necesita para su futura autonomía.
Pedagogía: teoría-práctica de la educación de la niñez
Resulta innecesario mencionar aquí porque son universalmente reconocidos los apoyos propios de la educación de los niños es decir, de la pedagogía. Baste señalar que cada día con mas insistencia y fundamento la investigación tiende a indicar que el niño tiene más capacidades, y por ende de bases para construir su personalidad y su autonomía, que las que jamás imagináramos. Y es que en esta etapa se constituyen las funciones humanas superiores, los órganos generales de la apropiación cultural, las formas de conciencia y habilidades propiamente humanas que llamamos competencias.
Hay al respecto seis desarrollos que nos parecen decisivos para la construcción de las competencias humanas generales en este período. La forma en que se apoye estos desarrollos recociéndolos y cuidando de ellos es fundamental para la construcción de la autonomía:
1. La capacidad para le movimiento de traslación fundado en el control del propio cuerpo; el libre movimiento de acuerdo a intereses, propósitos y medios que él o ella selecciona es quizás la primera expresión de autonomía en el ser humano.
2. La capacidad para el pensamiento instrumental, es decir para investigar cómo funcionan las cosas y a partir de ello manipularlas; y para trazarse metas y buscar estrategias para lograrlas. Con lo cual adquiere un gran control sobre su medio.
3. La capacidad para la comunicación verbal, primero para operar efectos sobre los otros, sobre todo para comunicarle sus necesidades intereses y utilizarlos en la satisfacción de las propias necesidades. Segundo, para operar efectos sobre sí mismo, incluyendo el nombrarse, ponerse como sujeto y darse órdenes. Con lo cual aumenta su control sobre su medio.
4. El surgir del amor de sí y la empatía. Por lo menos desde los dos años se produce un cambio radical en la afectividad humana de los niños. Por un lado, se vuelven capaces de ser sujetos de sentimientos, se resienten si no se les trata bien; se sienten queridos o despreciados; se comparan con otros, se ponen celosos, en fin, les nace la autoestima. Por otro lado, son capaces de empatía, es decir, de sentir el dolor o la alegría ajena e incluso de provocarlas. Por ultimo, se vuelven capaces de reconocer y nombrar sus estados emocionales. Con todo ello se ponen los sentimientos para el conocimiento y el control emocional, eso que se ha llamado la inteligencia emocional, pero también para el desarrollo moral, piedras angulares para la autonomía de la persona.
5. El desarrollo de preferencias, de objetos de deseo, de formas de hacer, de crear, de estar y de divertirse, de estar contento y alegre, seleccionadas por el o ella misma. Es el momento en que se ponen los cimientos del gusto y la creatividad que orientarán su búsqueda del placer en la vida, que definirá su sensibilidad estética y que determinará en ultima instancia qué le produce disfrute en la vida y que le hace feliz. Este es para algunos pensadores, con los cuales me identifico, el aspecto fundamental de la autonomía humana, es decir, somos tan autónomos como lo son nuestros gustos y capacidad para crear. Por los gustos y la falta de creatividad se nos esclaviza, perdemos control de nuestras vidas. Pero por ellos nos hacemos autónomos.
6. El reconocerse y estimarse como sujeto miembro de una comunidad que le trasciende. En esta comunidad, que se amplia con los años de la niñez, pasando de la familia, al vecindario, la "patria", la naturaleza, la creación, el niño o niña encuentra un hogar más allá del ceno materno que le brinda afecto y protección y para con el cual se siente agradecido. Con ello se ponen los cimientos para la construcción de los valores y el desarrollo del sentimiento del deber y para el desarrollo de la conciencia moral y cívica, decisivos para la futura autonomía.
Por medio de estos desarrollos la personalidad se va construyendo progresivamente, ahora más bajo la influencia del medio cultural que de las meras tendencias genéticas. La tarea central de la gogía es entonces, inicialmente, seleccionar por el niño o niña dichas influencias y luego guiarle en hacerlo, De nuevo se trata de encontrar a la luz de la observación del niño el punto medio entre, por un lado, el extremos de una exagerada permisividad que haría que influencias no controladas del medio se impusieran al niño, como podría ser , por ejemplo, la propaganda comercial o los malos modelos; o que éste no desarrollara los valores generales propios de su cultura. O de un autoritarismo que pretenda controlar en forma absoluta el medio e imponer al niño o niña los particulares valores y gustos del educador, privando al niño de desarrollar los propios, a partir de la exploración del medio, y con ellos su particular versión de la cultura de su comunidad que es su personalidad.
Adolescentegogía: teoría-práctica de la educación de la adolescencia
La adolescencia es la etapa del desarrollo humano donde, constituidas las competencias humanas y, por medio de ellas, habiéndose apropiado la persona en desarrollo un cierto grado de la cultura de su medio, bajo la particular influencia de los educadores, se trabaja consciente y deliberadamente en la delimitación de la propia personalidad. Es el momento de examinarse para integrar en una unidad coherente los diversos elementos de la persona para dotarse de una cierta identidad en torno a unos valores, una visión y un proyecto de vida que son la base de su personalidad. Es también el momento en que ese proyecto de vida se elabora a la luz de un sentido de trascendencia, de ideales y utopías y del pensamiento creativo.
La adolescencia implica una perspectiva de duda y crítica y de sublevarse contra todo intento de aquellos que tratan de controlar su vida o de aceptar lo establecido sin más, y, a la vez, de saber seleccionar y abrirse a aquellos que lo van a influenciar; de el educando seleccionar sus educadores o guías. La tarea fundamental del educador en este proceso es apoyar mediante el diálogo al educando en este proceso de reflexión y lucha por construir y su personalidad, sobre todo, llamándolo a la reflexión, a la clarificación de su necesidades, interese y valores y a la fundamentación y coherencia en la toma de sus decisiones sobre sus metas y la formas de conseguirlas que culmina en la elaboración de un proyecto de vida. El educador es sobre todo un asesor y consejero afectuoso y respetuoso de la autonomía del adolescente que le orienta en este proceso.
Andragogía: teoría-práctica de la educación de la adultez
El adulto tiene necesidad de completar e instrumentar su proyecto de vida y la integración de su personalidad. Integración máxima de la personalidad y desarrollo máximo de las competencias humanas generales y del capital cultural. Se plantea al tarea de sostenerse en su proyecto de vida pero abierto a ajustes y cambios en el mismo a la luz de lo que el medio y su propio desarrollo le plantean y de un reconocimiento mas objetivo de sus capacidades y posibilidades. Se trata de armonizar las exigencias del medio social con sus valores y proyecto: reflexionar sobre qué puede cambiar y qué debe tener la capacidad para aceptar. Hacer la pases con su vida, su medio, etc, experimentar, de trasformar y adaptarse y llegar una cierta armonía y estabilidad. Desarrollo de la capacidad para educarse a sí mismo y por ende es el momento de la menor dependencia del educador.
Aquí el educador es sobre todo un asesor y consultor que interviene a solicitud del adulto en aquello que éste reclama su apoyo. El educador puede también entrar en una relación de pares o iguales en la que se comparten saberes y en la que puede hacer el llamado socrático a pensar críticamente en los fundamentos, contexto, consecuencias y puntos de vista alternativos al suyo. En este marco de reflexión puede, al comparar su historia de vida, situación actual y proyecto de vida, hacer autocrítica, identificar unilateralidades y limitaciones en su desarrollo humano integral y autonomía y tomar acción para corregirlas.
Gereotologogía: teoría-práctica de la educación de la vejez
La vejez es la etapa del declinar gradual de capacidades bio-psicosociales y de su inserción social y por ende de pérdida de autonomía y autocontrol de la persona, pero no siempre de su capital cultural. Presenciamos el desarrollo de una mayor sentido de trascendencia y perspectiva histórica y filosófica. Hay necesidad de apoyarse y apropiarse nuevos mecanismos externos para compensar estos déficits. Se trata de una educación compensadora y profiláctica que apoya al viejo en la preservación hasta donde es posible de su autonomía y de su sentido de dignidad,
Como este declinar afecta poderosamente las emociones y autoestima del viejo, es particularmente importante que el educador preste atención a esta dimensión proporcionando sustento emocional y promoviendo un cambio de actitudes de agradecimiento en lugar de resentimiento ante el ciclo de la vida. Este apoyo emocional permite crear una situación de confianza que hace que el viejo se deje influenciar por el educador, que entonces puede introducir mecanismos compensatorios, tanto psicológicos como físicos y tecnológicos.
Desde esta perspectiva todo el aprendizaje y el desarrollo humano puede ser analizado, fáctica e idealmente, como el proceso gradual de desarrollo progresivo y declinar de su autonomía. Desde luego el desarrollo de esta autonomía implica el de múltiples competencias humanas, como las cognitivas, que capacitan al ser humano para entender, apreciar y manejar sus relaciones con realidad en sus múltiples dimensiones, él mismo incluido. Son estas competencias humanas generales
La educación es entonces el proceso por el cual un ser humano, que aprende, es apoyado por otro ser humano, que enseña, en la construcción, ampliación y sostenimiento de su autonomía. La autonomía, y por ende la dignidad humana, no es un don ni una condición natural, sino una conquista de la solidaridad humana implícita en el acto educativo. En cada etapa de la vida el educador debe conocer, respetar y apoyar el potencial para la autonomía del educando que se encuentra como posibilidad en sus competencias humanas generales.



Referencias
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