jueves, 14 de mayo de 2009

DECLARACIÓN DE LA HABANA

“Encuentro por la unidad de los educadores latinoamericanos"
En el año del sesquicentenario de José Martí, el Héroe Nacional de la República de Cuba y Maestro de maestros, sus palabras de que “Ser culto es el único modo de ser libre” son luz y guía de la labor de los educadores latinoamericanos y caribeños en la búsqueda de una sociedad mejor y más equitativa para todos.
Conscientes de nuestras responsabilidades para con nuestros pueblos, las educadoras y los educadores de América Latina y el Caribe declaramos que hoy, más que nunca, es necesario marchar unidos por un mundo de Paz y luchar por una educación que rescate los valores y la cultura de nuestros pueblos.
En los comienzos de este siglo, la región es considerada como la menos equitativa del mundo. La capacidad de los países para decidir su destino está cada vez más influen-ciada por la configuración externa del escenario internacional y los efectos de la globali-zación neoliberal que afectan las diferentes esferas de la vida y, particularmente, a la educación.
A pesar de los enormes esfuerzos desarrollados en los últimos 20 años por mejorar la calidad educativa en la región, a finales de los años noventa, 211 millones de personas se encontraban en situación de pobreza, lo que tiende a agravarse con el decrecimien-to del PIB en un 0,6%, e incidirá en el incremento de la desigual distribución de los ingresos. En la región del Caribe el 28% de los alumnos no concluye la escuela prima-ria y en América Latina más de 40 millones de personas son analfabetas.
Debemos trabajar para que las políticas educativas hagan efectivas -para toda la población- el derecho a la educación y a la igualdad de oportunidades, eliminando las barreras que limitan la plena participación y el aprendizaje de los niños y niñas, adoles-centes y jóvenes y especialmente a las personas excluidas, discriminadas, o en situa-ción de desigualdad educativa y social. En tal sentido el Foro Mundial de Dakar 2000 ha establecido seis metas de Educación Para Todos que deben estar en el centro de la acción de los gobiernos, para junto con la sociedad civil, acordar las políticas, estra-tegias y acciones necesarias dirigidas a cumplirlas.
Los presentes en el Congreso Pedagogía 2003, reafirmamos el compromiso de luchar por alcanzar en nuestros países una escolaridad básica para todos, por alfabetizar a la población de jóvenes y adultos y lograr que todos los niños y niñas en edad escolar ingresen al sistema educativo y lo culminen.
Estas realidades han sido objeto de reflexión durante las sesiones de esta edición del Congreso Pedagogía, que ha tratado como temas centrales: la formación de valores; la calidad de la educación; la formación docente; el impacto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación; la educación y la cultura en la defensa de nuestra identidad; la formación de técnicos y profesionales; la formación de los adolescentes, jóvenes y adultos; las relaciones entre la sociedad, la familia y la escuela; las Ciencias Pedagógicas y la investigación educacional.
Como resultado de los amplios debates sobre dichos temas, los participantes en este evento Ratificamos, por su vigencia, la declaración del anterior Congreso Pedagogía 2001 y Declaramos que:
• Sin educación y cultura no hay libertad ni desarrollo posibles. La educación es ante todo un derecho humano y los Estados, a través de sus gobiernos, tienen la responsabilidad ineludible de hacerlo efectivo; el fortalecimiento de la escuela pública latinoamericana y caribeña es la vía más expedita para garantizar la equidad con calidad de los servicios educativos y constituye un elemento clave en la batalla contra la pobreza y por la democratización social efectiva.
• La lucha por la paz y la democracia transita por alcanzar cada vez mayores niveles de educación y de conocimientos, por eso una tarea de primer orden es la de perfeccionar los sistemas educativos y divulgar las mejores tradiciones y la cultura de nuestros pueblos.
• Nuestra educación debe reconocer y respetar la diversidad y afianzar, cada vez más, los valores de la lengua materna, la cultura, la historia, la literatura y la identidad nacionales. Es responsabilidad de los Gobiernos y de las sociedades hacer todos los esfuerzos para que las diferencias individuales, socioeconómicas, étnicas, de género y de lengua, no se transformen en desigualdad de oportunidades o en cualquier forma de discriminación. Es preciso propiciar el desarrollo integral de las poblaciones indígenas, asumir la convivencia y el pluralismo lingüístico, multiétnico y cultural, de acuerdo con las tradiciones de cada nación.
• Se requiere de urgentes políticas económicas, sociales y culturales que apoyen las educativas, orientadas fundamentalmente a atender a los grupos excluidos y marginados de América Latina y el Caribe para que superen su actual exclusión de acceder a una educación de calidad.
• Es imprescindible priorizar los procesos de alfabetización en el área como paso inicial en el desarrollo educativo futuro de las personas y como un medio de enriquecimiento cultural que debe involucrar a todos los factores sociales. Las mejores experiencias con el empleo de métodos ajustados a nuestras realidades, con el uso de la radio y de otros recursos al alcance de nuestras economías, deben ser aprovechadas para reducir los índices de analfabetismo.
• El cuidado y el desarrollo integral de la primera infancia, con enfoques centrados fundamentalmente en la familia y en el generalizado acceso a la educación inicial, deben ser pilares fundamentales de toda buena educación, para lo cual se debe ampliar su cobertura e incrementar los programas educativos para la atención a la infancia de cero a seis años, con una participación protagónica de la familia y con base en la comunidad, utilizando las mejores experiencias del área.
• Se requiere un nuevo tipo de institución educativa, que se convierta en el centro cultural más importante de la comunidad, que se abra e interactúe con ella, promueva la participación activa de la familia en su gestión y combine su trabajo con diferentes vías y procedimientos no formales de educación.
• La atención a las niñas y niños en los primeros grados, particularmente en los dos primeros de la enseñanza primaria, es una gestión prioritaria. Las experiencias desarrolladas en el área que pueden propiciar más éxito en estas edades son: la reducción del número de alumnos por maestro; la preparación para el ingreso a la escuela por diversas vías; la capacitación del maestro para el trabajo diferenciado con cada alumno; la preparación de la familia para mejorar los ambientes comunicativos y afectivos en que vive el escolar y la asignación de recursos a los grupos de niños en circunstancias especialmente difíciles.
• Es decisivo el mayor conocimiento del niño, su familia y entorno, por lo que debemos trabajar por lograr la interrelación entre los maestros al producirse el tránsito del niño por la escuela, para contribuir a la debida orientación, a mejores aprendizajes y a disminuir los índices de deserción escolar.
• Dadas las difíciles condiciones que aquejan a la educación de los adolescentes, la Educación Secundaria debe ser asumida como prioridad en aquellos países que hayan universalizado la educación primaria. La condición de la juventud, en América Latina y el Caribe, reclama respuestas educativas específicas que posibiliten al joven habilidades para la vida, el trabajo y la ciudadanía. La opción por incentivar nuevas y flexibles formas de aprendizaje que aseguren una educación de calidad, constituirá una respuesta para los adolescentes y jóvenes en situación de pobreza y marginalidad que abandonan la educación formal.
• La aplicación de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación debe estar al servicio de los programas educativos que beneficien y eduquen a las grandes masas y deben ser liberadas de la enajenación a que están sometidas por la comercialización y el consumo desmedido.
• De igual forma, los crecientes problemas -dentro y fuera de los centros educativos- de violencia juvenil, de drogadicción, de embarazo y paternidad precoces, así como la escasa participación ciudadana de los jóvenes, entre otros, requieren el refuerzo en la educación en valores, como núcleo de la formación de la personalidad, y como respuesta a los problemas educativos y sociales.
• Enfrentar y solucionar la formación del docente y su profesionalización con un tratamiento integral sigue siendo factor clave y urgente de nuestros países. Es preciso elevar paulatinamente la formación inicial hasta alcanzar de manera generalizada el nivel universitario, particularmente para la enseñanza básica y aumentar el número de docentes con dicha calificación, así como propiciar una formación científica y humanista para producir los cambios cualitativos que se requieren.
Reafirmamos que las políticas neoliberales, el sometimiento a las exigencias del Fondo Monetario Internacional y la impagable deuda externa, son obstáculos para lograr los objetivos y las aspiraciones de la Educación en nuestros pueblos.
Los delegados reunidos en este Congreso, como primer deber, hacemos un llamado a los maestros de Nuestra América a luchar incansablemente por la unidad latinoamericana y la paz en todos los continentes, por lograr toda forma de integración que conduzca al desarrollo y no a la colonización y que permita eliminar las causas de los antagonismos que hay en nuestras sociedades. Nos pronunciamos también por organizar un movimiento de solidaridad continental por la libertad de los cinco hermanos cubanos encarcelados injustamente en prisiones norteamericanas por luchar contra el terrorismo y por la libertad de su Patria.
Los participantes en el Congreso Pedagogía 2003 estamos convencidos de que otro mundo es posible y en nombre de todos los educadores de la región, Exigimos, que los logros de la Educación en nuestros países sean la expresión de la voluntad nacional y del sentir de los millones de mujeres y hombres que anhelantes esperan un futuro mejor para sus hijos y sus pueblos.
Dado en La Habana, a los siete días del mes de febrero del 2003

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